IGUAZU




Permití que las gotas recorrieran mi cuerpo. Cerré los ojos y dejé que su música me ensordeciera.
Caminé descalza sobre la tierra roja, abrí los brazos y, desde la espesura, la selva me contó sus secretos. Uno de ellos, el más sagrado, lo traje en mi bolsillo. Lo rescaté de entre los helicópteros y las cámaras de los Japoneses. Estaba escrito sobre la hoja de un árbol:
-“Tantas lágrimas jamás lograrán lavar tanta sangre.”-

Graciela Martellotto

3 comentarios:

Helen Maran dijo...

que hermoso graciela compartir contigo escritos y blog, pero de casualidad llego no sabia que existia, te voy a publicar algo para promocionarlo y te lo voy a paoner en mi roler, abrazos de luz amiga querida,te envio desde Israel,cuidate, yo dentro de la enfermedad siempre sigo adelante.

daniel dijo...

muy bueno tu blog ahora tenes un sehidor mas yo espero seas mi seguidora en mi blog si asi lo deseas un beso y ¡viva cordoba!

taio dijo...

wauuuuuuuuuuuuu,simple y de buen gusto,felicidades.