INSONDABLE





En el desierto del silencio,
Se veían las huellas
De la nada.
El se preguntó
-¿Cuál es el secreto?-
-¿Es que ya no existo?-
Allí entre la arena,
Pudo descubrirlo.
Estaban secos,
La rosa y el jazmín.
Sobre la aurora quedó
Un perfume nuevo,
Entre dos.
Y el tiempo supo
El misterio del AMOR.

DESDE MI JARDÍN





Hacía mucho tiempo que la esperaba, todo el huerto estaba en un soplo de tristeza constante.
La violetas preguntaban:
-¿Cómo será ese momento?-
Los musgos mantuvieron su silencio hasta que olvidaron la voz.
Los guijarros se cansaron de tropezar unos con otros para evolucionar.
Los arroyos sollozaban y yo los oía en el hueco de las piedras.
Muchas veces las abejas callaron, agudizaban la atención…
La libélulas morían cada día sin perder la esperanza.
Hasta aquel amanecer en que se corrieron las brumas de la sombras. Entonces fui feliz y todo cambió, la vi llegar en su caballo, una vez más la belleza de la mujer llenó de sonido nuestras vidas.
¡El ser humano regresó! Ahora puedo relatar esta historia.

“PAN- DIOS DE LA NATURALEZA.”

LA MARIPOSA



Cuando mis sueños se abrieron
En las alas del silencio,
Miré mis manos
Y encontré los puños.

Hundí un dedo en el vacío,
En el hueco de la memoria.
¡No había nada!

Todas eran ausencias,
No hubo nada que quemar.
Sólo quedaba el ahora…

Lo dejó salir casi en un grito,
Ella,
la mariposa.
¡Es la vida!
Eso dijo…

DE SOMBRA




La podía ver desde la ventana, observó que llevaba un canasto lleno de palomas, unas posadas sobre los bordes y otras dentro.
La niña tarareaba aquella canción tan antigua y a su paso los lirios se inclinaron.
A medida que avanzaba, el camino se hacía más elástico, se alargaba…
Y su sombra lo siguió.
Se estiró…se estiró tanto que se la llevó.

ECOS EN SILENCIO





Ya no quería escuchar. Todos los gritos se entrechocaban en su mente hasta lograr dejarla aturdida.
Conservó una jauría de años en su espalda, cargó cansancios y aguantó el vacío, ese que únicamente conoce el miedo.
Giraba en su propia jaula de plata, giraba…y giró hasta que vio salir el sol una mañana.
Fue la única, la primea vez que se miró en el espejo de una lágrima.
Cuando se fue, el aun dormía.

UN PERFUME VACIO




Todavía las tardes regalaban una sinfonía de rojos. Pero aquella vez había un aroma raro que se escondía detrás del perfume de la madreselva, invasora de la pirca.
¿Era un olor o un sonido?
Sólo lo supe cuando lo distinguí en el valle. Tenía el pecho hundido y se movía lento.
Al mirarme supe que algo le pasaba, no era el mismo.
Se me metió en la memoria para decirme que no me olvide nunca de sus relinchos salvajes, de sus crines peleando con el viento, de sus ausencias…
Y hasta hubo un -¡Por favor!-
Cuando regresé a la casa me enteré de que lo habían tenido que capar porque era un petizo y arruinaba las crías de los vecinos.