TRIANGULO DE ROSAS



Sus pies descalzos se hundían en la arena roja, así la pintó la tarde y así también se veía su rostro con los ojos clavados en el horizonte.
Sintió el abandono del atardecer y lo invadió una soledad de brumas.
Caminó toda la noche anotando las estrellas en un mapa de lágrimas.
Al llegar a las rocas encontró un rincón donde brotaban cascabeles, ese era el sonido de la vertiente.
Miró a través de la enramada y vio un triangulo tallado sobre una piedra plana, formado por tres rosas y en el centro resplandecía una luz de donde se reflejaban todas las facetas del color, para disolverse en la profunda negrura del cielo.

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