
En aquel tiempo, cuando el tiempo todavía tenía tiempo, sonaba el despertador legítimo de la mañana. El gallo, orgulloso y bien peinado.
Entonces se hacía economía de basura. La leche se envasaba en botellas de vidrio.
Después del tintineo del cencerro se escuchaba un auténtico alarido y de la jardinera color naranja, bajaban las botellas verdes.
Si la abuela y el azúcar estaban disponibles, la olla era una fiesta.
Las que quedaban en la heladera tenían, entre la tapa y el contenido, un genuino espacio para la pureza.
2 comentarios:
"Las que quedaban en la heladera tenían, entre la tapa y el contenido, un genuino espacio para la pureza"...
¿el problema de los humanos será por falta de heladera o por el modernísimo envase de plástico que hoy ostentan?
Se la saluda. M
NO, es porque las vacas son light.
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