UNA HISTORIA DE INVIERNO


Los niños acercaban los pies al hogar para secarse las medias. El abuelo observaba desde su mecedora esperando que el bullicio también se asentara sobre la alfombra, para comenzar con el cuento de la tarde.
-“Hace muchos años los Dioses, los Señores y los Hombres compartían la tierra.”-
En silencio flotaba la perplejidad.
-“Cuando el Señor del otoño terminó con su tarea de desnudar a los árboles, secar la semilla y empujar al sol más temprano, el Señor del invierno bostezó el primer viento helado. Las Diosas del agua y del aire lo transportaron sobre nubarrones grises.
Las Hadas del brillo en un ajetreo interminable, arrojaban copos de diamantes para cubrir valles y montañas.
Los Hombres salieron de sus casas y saltaron, jugaron y bailaron con las motas resplandecientes. Los Señores aplaudieron, las Hadas entrelazaron su vuelo y los Dioses soñaban.
Pasaron los Señores de los tiempos y los sueños cambiaron. Los Hombres se separaron de los Señores y las Hadas.”-
-¿Y qué pasó con los Dioses?- Preguntaron los niños.
-¡Ah! Ellos siguen soñando...
¡Nos siguen soñando!-

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