
Había caminado durante horas. Aquella tarde, cuando regresé a la casa de mi abuela, la encontré sentada frente al espejo junto al viejo reloj.
Me miró a los ojos y me dijo: -¡Qué cansada estás!-
Con el mágico pincel de la memoria, pintarrajeó algunos recuerdos:
"Aquel río que acariciaba nuestros cuerpos y la luna..." Ella sonreía y yo también.
"Cuando vi la muerte derramada sobre aquel recién nacido". Lloré y vi correr sus lágrimas.
"Ese accidente con ocho meses de embarazo y salimos ilesos." Suspiramos al mismo tiempo.
La noche se colaba por la ventana, la dejé entrar y despacito fue cubriendo el espejo en el que me había estado mirando durante todo ese tiempo.
2 comentarios:
bellisimo tu trabajo,¡Sigue así!!!
elisa
Gracias, tu interés me da fuerzas.
Publicar un comentario