
Desde aquella altura podía ver el paisaje iluminado por la luna, no escuchaba sonidos, no soplaba el viento.
Casi en un murmullo comencé a pronunciar mi nombre, fui elevando la voz hasta convertirlo en un grito.
Cuando miré hacia abajo, vi todo tan lejos...
Grité una vez más y me desdibujé entre las estrellas.
2 comentarios:
¡¡sencillamente delicioso!!
Celebro su genialidad...
Gracias.
Son esos estados...
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